El día después de los festejos por el Bicentenario deja la alegría de un festejo es paz, sin ningún tipo de incidentes por gracia de su gente y no por el accionar "conciliador" de sus autoridades.
Una fiesta impecable, participativa, colorida y para "casi" todos, muy distinta de aquella que se recuerda (yo no la viví, obviamente) del primer centenario de esta joven nación.
En aquella oportunidad, las autoridades oligárquicas miraron hacia Europa a la hora de traer invitados y desecharon a las naciones vecinas y hermanas. Esta vez, nuestra presidenta, Cristina Fernandez, dio participación a las autoridades de nuestros amigos latinoamericanos, aunque fue notoria la ausencia de dos mandatarios: el de Perú y el de Colombia, de quienes nadie dio explicación por su ausencia, sobre todo Alan Garcia, otrora asiduo visitante de estas tierras cuando en su país era denostado.
Pero tampoco pasó desapercibido para la prensa internacional (nosotros ya estamos acostumbrados a estas pequeñeces) las actitudes de una presidenta que esta lejos de sus palabras.
Montada en la escusa de un comentario del Jefe de Gobierno (alcalde) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (lugar donde reside el Gobierno Central como invitado de la ciudad), quien -en un alarde de estadista- expreso que"se sentiría incómodo participando de la re-apertura del Teatro Colón al lado del ex presidente Kirchner". Montada en esta escusa, decía, abandonó las obligaciones propias de su cargo, que le dio el pueblo argentino con su voto, y priorizó la defensa del honor de su esposo, que él mismo mancilla cuando se sube a cuanto escenario del país le ofrecen, muchas veces, para insultar a sus opositores, cuando no emite acusaciones que nunca refrenda en la Justicia.
Entre las cosas que el pueblo esperaba de su presidenta estaba la concurrencia a la re-apertura de nuestro máximo teatro, el Teatro Colón, al cual fuera protocolarmente invitada.
Pero no conforme con esto, en la cena de cierre de los festejos, donde estaban invitadas 200 personas, entre ellas 7 dignatarios latinoamericanos, personajes importantes de nuestra cultura y otros personajes realmente menores, no invitó a su vicepresidente, el que ella misma eligió para que la acompañase en su gestión Y QUE EL PUEBLO TAMBIÉN VOTÓ, como tampoco lo hizo con el Jefe de Gobierno de la ciudad que la cobija y a su administración.
Si bien ambos son opositores, EL PUEBLO ESPERABA UN FESTEJO TOTALMENTE EN PAZ Y CON LA PARTICIPACIÓN DE TODOS.
En fin, un festejo muy lindo con momentos emocionante, otras veces divertidos y muy colorido, ese color que le dio el pueblo en las calles festejando como no lo hicieron nuestras autoridades: UNIDOS Y EN PAZ.
Leer más...